Definición.de
Del latín litterālis, literal es algo conforme a la letra de un texto y al sentido propio y exacto de las palabras empleadas en él. Esto quiere decir que no se tiene en cuenta el sentido figurado o sugerido.
Por ejemplo: «Raúl le dio una mano a su padre” es una frase que señala que este hombre ayudó a su progenitor. El sentido literal, sin embargo, afirmaría que Raúl le entregó una extremidad a su padre. Queda claro que el sentido literal, en ocasiones, es ilógico.
«Voy a escuchar música a ver si me puedo inspirar para escribir esta nota” es otro ejemplo de una frase cuyo sentido literal no sirve para su correcta comprensión. «Inspirar” es un verbo que hace referencia a atraer el aire exterior hacia los pulmones, pero también se utiliza para nombrar al nacimiento de una idea en la mente.
Una traducción literal, por otra parte, incluye cada una de las palabras del texto original y, siempre que sea posible, en el mismo orden. El traductor, por lo tanto, no incluye su subjetividad o talento al servicio de su trabajo, sino que se limita a realizar una tarea de repaso de la gramática y el vocabulario.
Hay traducciones literales que pierden el sentido: «I’ll call you back” es una expresión en idioma inglés cuya traducción literal sería algo así como «Te llamaré para atrás”. Por eso, la correcta traducción de «I’ll call you back” no es la traducción literal, sino una expresión como «Te devolveré la llamada”. Algunos traductores automáticos se basan en este tipo de traducciones literales, por eso muchas veces no nos ofrecen resultados aceptables.
El problema de la comprensión literal del idioma no es nuevo ni único en el nuestro, sino que lleva mucho tiempo siendo materia de estudio de los lingüistas y traductores, tanto para mejorar la interpretación de los textos extranjeros como para mejorar la comunicación con el exterior. Por ejemplo, en una conversación oficial con una persona de otro país, se recomienda el uso de un lenguaje neutral para facilitar el trabajo de los traductores simultáneos y para asegurarse de que el receptor no malinterprete los mensajes.
Por otro lado, es importante señalar que algunos humoristas se benefician de esta suerte de dualidad para elaborar líneas con más de una interpretación. Esto nos recuerda que el humor es muy importante para el desarrollo de una cultura, no sólo para distendernos sino también para exigirnos una forma de pensar poco común, que nos puede alimentar tanto o más que el estudio de un tema considerado serio.
A lo largo de la historia de un idioma, resulta inevitable que se formen frases hechas y expresiones cuyas palabras no deban ser comprendidas de manera literal o aislada, sino como parte de un todo que tenga un significado muchas veces «caprichoso». Estamos tan acostumbrados a usarlas, que por lo general no nos detenemos a analizarlas y por esta razón no nos suponen un problema hasta que debemos explicárselas a una persona extranjera o a un niño. Retomando el ejemplo de «dar una mano», es tan común en el habla cotidiana que nadie se pone a pensar en su significado literal.
Sin embargo, dado que la juventud tiene a su cargo la renovación de la lengua, con cada generación aparecen nuevas construcciones que dificultan la comprensión para los mayores y refuerzan ese muro inevitable entre los diferentes grupos etarios de la sociedad. Si a esto le sumamos la incorporación de términos extranjeros, la situación se vuelve aún más compleja. En una conversación por chat, decirle a alguien «bórrame» es perfectamente comprensible, pero un anciano que nunca haya usado un ordenador puede quedarse perplejo ante tal solicitud.
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