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Lo Que Debe Saber Sobre La Insuficiencia Pancreática Exocrina (EPI)

Insuficiencia pancreática exocrina (EPI)

La insuficiencia pancreática exocrina ocurre cuando el páncreas no libera suficientes enzimas digestivas. Como resultado, los alimentos no se digieren correctamente y el cuerpo no recibe la nutrición que necesita.

Los síntomas del EPI incluyen malestar abdominal, distensión abdominal, pérdida de peso involuntaria, diarrea y heces grasas. Sin tratamiento, se producen desnutrición y deficiencias de oligoelementos y vitaminas. Con el tiempo, esto puede provocar huesos debilitados o frágiles (osteopenia u osteoporosis), lo que puede afectar gravemente la vida de una persona.

El EPI es común en individuos con enfermedad pancreática, pero no se diagnostica y trata suficientemente

El EPI puede ocurrir en personas con pancreatitis aguda y crónica, cáncer pancreático, fibrosis quística, diabetes y aquellos que se someten a cirugía pancreática para extirpar tumores benignos o malignos.

Hasta el 62% de los pacientes hospitalizados por pancreatitis aguda tienen IPA, y el 33% en las citas de seguimiento después de su hospitalización. En las personas con pancreatitis crónica, el EPI tiende a desarrollarse de 5 a 10 años después del inicio de la pancreatitis crónica y está presente en el 30-90% de los pacientes.

Existen algunas pruebas de EPI, pero a menudo son engorrosas y desagradables. La prueba más utilizada para el EPI es una prueba de heces llamada elastasa fecal-1. Desafortunadamente, los síntomas tempranos inespecíficos de la EPI pueden dificultar su identificación y retrasar el diagnóstico. Los estudios muestran que no todos los pacientes con alto riesgo de recibir EPI se hacen actualmente pruebas, y aquellos que se hacen pruebas y se diagnostican con EPI, no se tratan con dosis suficientemente altas de medicamentos con EPI.

El tratamiento para el EPI es seguro y mejora la salud general

El tratamiento para el EPI consiste en mejorar la dieta, disminuir el alcohol y el tabaquismo, y un medicamento llamado PERT, que significa terapia de reemplazo de enzimas pancreáticas. La PERT se toma por vía oral para proporcionar enzimas digestivas adicionales durante una comida. Tomar PERT ayuda con la digestión y absorción de grasas y vitaminas que requieren grasas para ser absorbidas por el cuerpo (vitaminas A, D, E y K).

El tratamiento del EPI por PERT no solo mejora los síntomas del EPI, sino que también hace que sea menos probable que una persona desarrolle osteopenia y osteoporosis. La PERT también puede mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer de páncreas, los que se someten a cirugía pancreática para la parálisis cerebral y la fibrosis quística. Un estudio de 51 semanas de PERT mostró que las personas que tenían pancreatitis crónica y EPI, además de mejoras en la salud general, PERT mejoró el dolor corporal, la vitalidad y la salud mental.

¿Qué papel desempeña la genética en la EPI?

La EPI puede ser causada por una combinación de factores genéticos y ambientales, como el consumo de alcohol y tabaco. Las variantes genéticas también pueden causar o aumentar el riesgo de afecciones que, a su vez, pueden causar EPI. Por ejemplo, las variantes genéticas influyen en el riesgo de pancreatitis crónica, fibrosis quística, cáncer de páncreas y diabetes. La gravedad de la EPI puede depender de la variante genética específica encontrada. Además, las variantes en el gen SBDS pueden causar el síndrome de Shwachman-Diamond, uno de cuyos síntomas es la EPI.

Conclusión

Si sospecha que puede tener EPI, hable con su médico: obtener un diagnóstico e iniciar el tratamiento temprano puede mejorar su calidad de vida y prevenir consecuencias más graves.

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