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Seis especies diferentes de focas viven en aguas antárticas: Ross, Weddell, cangrejero, leopardo, piel y elefante marino. Los lobos marinos son los más pequeños, con hembras adultas que pesan solo 150 kg, mientras que los elefantes marinos machos pueden pesar 4000 kg.

Cuatro de estas especies son especialistas en hábitat de hielo, que se reproducen en el hielo marino en primavera. Las focas leopardo y Ross tienden a ser solitarias, mientras que las focas Weddell y cangrejeras forman grupos de cría o colonias.

Las otras dos especies-focas peleteras antárticas y subantárticas, y elefantes marinos del sur — se encuentran al norte de la zona de hielo y se reproducen en colonias densas en las playas. Aquí, los machos dominantes (toros) mantienen harenes de hembras (vacas). Durante el período de cría, la competencia por los harenes es intensa, por lo que los toros no abandonarán su territorio para buscar comida. En cambio, dependen de las reservas de grasa.

Las focas son carnívoras y, dependiendo de la especie, comen pescado, calamar o krill. La foca leopardo también se come pingüinos y otras focas. Las focas pueden sumergirse a más de 600 m en busca de alimento y tienen ojos especialmente adaptados para la visión submarina en niveles de poca luz. Mientras están bajo el agua, las focas se llaman unas a otras, y esto a veces se puede escuchar arriba en el hielo.

Las focas pasan gran parte de su tiempo bajo el hielo marino en la Antártida, experimentando las temperaturas relativamente «cálidas» del mar. No importa cuán fría sea la temperatura del aire, la temperatura del mar es relativamente constante, variando de solo 1,8 ºC a 1 ºC alrededor de la Antártida.

Las focas capturan la mayoría de sus presas bajo el agua, pero pasan algún tiempo en tierra o en témpanos de hielo dando a luz, criando a sus crías y tomando el sol. En tierra son bastante desgarbados, pero en el agua son muy elegantes y son excelentes nadadores. Los sellos están bien adaptados a entornos polares fríos con capas gruesas de grasa que actúan como reserva de alimentos y aislamiento. La mayoría de las focas también tienen una capa de piel, lo que proporciona aislamiento adicional en tierra.

Las focas antárticas no tienen depredadores terrestres nativos y, por lo tanto, se comportan de manera muy diferente a las focas del hemisferio norte. Muestran poco miedo a los humanos.

Estudiar sellos no siempre es un proceso sencillo. Las focas cangrejo, Ross y leopardo son muy difíciles de encontrar, ya que se reproducen en el hielo en un lugar diferente cada vez. Los biólogos han comenzado a superar este problema colocando transmisores de radio en sellos para enviar señales que se rastrean vía satélite. Sin embargo, las focas mudan cada año, despojándose de su pelaje y de sus transmisores de radio, por lo que la información máxima que los biólogos pueden obtener mediante este proceso se limita a solo un año de vida del animal individual.