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Quién Debe Ser Evaluado para la Cirugía para la Epilepsia

Descripción general

¿Qué es la cirugía para la epilepsia?

La cirugía de epilepsia es una operación cerebral para controlar las convulsiones epilépticas. Hay diferentes tipos de operaciones para diferentes tipos de epilepsia.

En la cirugía de epilepsia, el cirujano extirpa la parte anormal del cerebro que está causando las convulsiones. Los tumores cerebrales, las anomalías vasculares (de los vasos sanguíneos), los accidentes cerebrovasculares antiguos y las irregularidades congénitas (hereditarias) también se pueden tratar si se cree que están causando las convulsiones.

¿Quién es candidato para la cirugía de epilepsia?

En general, se puede considerar la cirugía de epilepsia en personas de cualquier edad. Los mejores candidatos para la cirugía de epilepsia son:

  • Personas con convulsiones epilépticas que no se pueden controlar satisfactoriamente con medicamentos y cuyas vidas mejorarían si se controlaran las convulsiones. (La definición de control» satisfactorio » es diferente para cada persona.)
  • Personas con una anomalía cerebral que se puede identificar como la causa de las convulsiones. Algunas anomalías, como los tumores cerebrales, pueden necesitar cirugía, incluso si las convulsiones se controlan bien con medicamentos.

¿Qué tipos de cirugías y procedimientos se consideran?

La cirugía resectiva focal se realiza en personas con epilepsia parcial, en la que las convulsiones surgen de una pequeña parte del cerebro. La epilepsia parcial puede ser causada por una cicatriz del nacimiento, una lesión o traumatismo craneal, tumores cerebrales, malformaciones vasculares arteriovenosas (una maraña de vasos sanguíneos que produce menos conexiones de lo normal entre los capilares), infecciones o desarrollo cerebral anormal.

En la cirugía resectiva focal, se extirpa una pequeña parte del cerebro para preservar funciones neurológicas importantes, como el movimiento, la sensación, el habla y la memoria. La ubicación más común de esta cirugía es en el lóbulo temporal (debajo de la sien).

La hemisferectomía se realiza en personas con anomalías en un hemisferio (lateral) del cerebro. Afecciones como la enfermedad de Sturge-Weber, la encefalitis de Rasmussen, la hemimegalencefalia o el accidente cerebrovascular perinatal pueden lesionar un área grande en un solo lado del cerebro. Las personas con estos trastornos suelen tener problemas neurológicos graves, como parálisis y pérdida de sensibilidad en un lado del cuerpo. Con este procedimiento, se extirpa una parte del cerebro dañado y el resto del hemisferio se desconecta de las partes «buenas» del cerebro para evitar que las convulsiones se propaguen.

La callosotomía consiste en cortar parte del cuerpo calloso, un gran haz de fibras nerviosas que conectan los dos lados del cerebro. El objetivo es evitar que las convulsiones se propaguen de un lado del cerebro al otro. La callosotomía generalmente se realiza en personas con convulsiones tónicas generalizadas (rigidez) o atónicas (cojera) graves que causan caídas y lesiones («ataques de caída»).

La inserción de electrodos subdurales implica colocar electrodos directamente en contacto con el cerebro para identificar mejor las regiones del cerebro que causan convulsiones. También se pueden usar para estimular el tejido cerebral subyacente y verificar la presencia de la corteza que apoya la función motora o del lenguaje importante. Esta técnica es especialmente útil en pacientes que tienen epilepsia intratable (obstinada) desde el punto de vista médico y requieren un mapeo cerebral funcional además de información sobre el inicio de las convulsiones.

La estereoelectroencefalografía (SEEG) es un método «menos invasivo» para mapear convulsiones en el que las sondas de registro delgadas se colocan con precisión en regiones profundas del cerebro. Por lo general, el paciente se somete a varios estudios antes de colocar las sondas, que incluyen IRM, TEP y magnetoencefalograma (MEG). Esta técnica permite un mapeo seguro, preciso y tridimensional de la actividad convulsiva en regiones cerebrales que no se pueden ver con otras técnicas de mapeo. Es especialmente útil para pacientes que necesitan grabaciones de áreas profundas del cerebro y en pacientes con RMN «normal».

La estimulación del nervio vagal implica colocar un electrodo en el nervio vago izquierdo y un generador debajo de la piel sobre el pecho izquierdo. El dispositivo se programa para entregar impulsos eléctricos periódicos al nervio vago, que luego se envían a través del tronco encefálico a la corteza cerebral. El dispositivo puede reducir las convulsiones en aproximadamente el 40 al 50 por ciento de los pacientes. Por lo general, está pensado como una opción para pacientes que no pueden someterse a una cirugía resectiva.

La neuroestimulación sensible es una técnica de investigación en estudio en Cleveland Clinic. Este tratamiento identifica la actividad convulsiva con un electrodo y una computadora implantada en el cerebro del paciente. Una vez que se produce una convulsión, el dispositivo dispara un impulso eléctrico en la región del cerebro responsable de la convulsión.