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Podemos combatir el hambre y la malnutrición en el mundo, pero se adopta un enfoque holístico para garantizar un impacto duradero
El hambre en el mundo va en aumento. Hoy en día, casi una de cada 10 personas en todo el mundo sufre de hambre.
La solución para combatir el hambre parece simple: llevar comida a las personas necesitadas cuando la necesiten. Y si bien hemos respondido al llamamiento una y otra vez en respuesta a crisis y necesidades humanitarias, apoyar la seguridad alimentaria requiere mucho más que llenar el vientre de la gente.
La seguridad alimentaria existe cuando las personas, en todo momento, tienen acceso físico, social y económico a alimentos adecuados y nutritivos para que puedan llevar una vida sana y productiva. Cuando las personas y las familias tienen acceso a los alimentos, son educadas sobre nutrición y cómo ser saludables, y pueden cultivar más cultivos y vender más cosechas, pueden ser autosuficientes y resistentes a futuras crisis.
Podemos combatir el hambre y la malnutrición a nivel mundial, pero se necesita un enfoque holístico para garantizar un impacto duradero. Aquí hay cinco maneras en que USAID, a través de esfuerzos como Alimentos para la Paz y Alimentos para el Futuro, está invirtiendo en agricultura y seguridad alimentaria para acabar con el hambre.
1. Mejorar la agricultura para aumentar los ingresos
Los pobres extremos a menudo dependen de la agricultura para su sustento. Sin embargo, muchos pequeños agricultores viven lejos de los mercados donde pueden obtener ganancias vendiendo sus cultivos. Enfrentan desafíos como la falta de acceso al crédito, los recursos y las habilidades necesarias para mejorar su cosecha.
Para garantizar que los agricultores estén conectados con las oportunidades económicas a través de la agricultura, trabajamos con nuestros socios, desde el sector privado hasta las universidades y las organizaciones de la sociedad civil, para ayudar a los pequeños agricultores a obtener el apoyo, los conocimientos y el acceso que necesitan para tener éxito.
Por ejemplo, en Kenia, los pequeños agricultores que anteriormente no podían competir con los productores más grandes han aumentado su producción de cultivos, minimizado las pérdidas posteriores a la cosecha y conectado a los mercados con las habilidades adquiridas de USAID. Algunos incluso están vendiendo sus excedentes de cultivos al Programa Mundial de Alimentos de la ONU para ayudar a alimentar a otras comunidades en áreas propensas a la sequía.
A través de Feed the Future, en particular, estamos ayudando a los países en desarrollo a construir sistemas alimentarios más sólidos que brinden oportunidades a las comunidades rurales, desde las granjas hasta los mercados y las mesas, invirtiendo en agricultura y reuniendo a socios.
2. Enseñar la responsabilidad compartida en materia de salud y nutrición
Educar a las personas sobre la nutrición, el saneamiento y la higiene adecuados para que se mantengan saludables es fundamental para hacer frente a la inseguridad alimentaria. Por ejemplo, la falta de agua potable y el saneamiento y la higiene deficientes pueden dar lugar a enfermedades transmitidas por el agua e infecciones intestinales crónicas, privando a los niños de su potencial e impidiendo que los agricultores atiendan sus campos.
Los esfuerzos de salud y nutrición echan raíces cuando las personas adoptan los comportamientos correctos, como lavarse las manos antes de preparar los alimentos. Las capacitaciones pueden empoderar a todos los miembros del hogar para compartir estas responsabilidades. En algunas comunidades, esto ha cambiado la dinámica social de una familia, haciendo que la distribución de las tareas domésticas sea más equitativa entre hombres y mujeres.
Por ejemplo, en Zimbabwe, un grupo de hombres con visión de futuro ahora recolecta agua para la familia, tradicionalmente el papel de la mujer. Han construido letrinas y estaciones de lavado de manos, y están capacitando a otros sobre el lavado de manos adecuado y la necesidad de usar jabón o ceniza además del agua.
3. Empoderamiento de la mujer en la agricultura
Del mismo modo, en Uganda, donde los hombres suelen criar ganado y mantener las ventas, las mujeres están desafiando los roles tradicionales de género al aprender habilidades de pastoreo de cabras y generar ingresos por sí mismas.
Empoderar a las mujeres para que inicien negocios puede ayudar a garantizar que sus familias ganen suficiente dinero para poner comida en la mesa. En Haití, las agricultoras que antes padecían inseguridad alimentaria crónica ahora pueden alimentar a sus familias, ampliar sus negocios y ahorrar para el futuro de sus hijos. En Senegal, las mujeres rurales están obteniendo las herramientas que necesitan con la ayuda de USAID para cultivar, compartir y vender alimentos más nutritivos para mejorar su salud y obtener ganancias adicionales.
4. Gestión de los recursos naturales y preparación para los desastres
Para las comunidades que dependen de los recursos naturales para sus ingresos, aprender sobre la gestión sostenible de los recursos es vital. Años de mala gestión, como el pastoreo excesivo por parte del ganado, pueden degradar las tierras de cultivo, lo que dificulta que los agricultores se ganen la vida.
También educamos a las comunidades sobre los impactos de los desastres naturales y cómo prepararse para ellos.
En Malawi y Etiopía, equipamos a los agricultores y pastores con herramientas y oportunidades que ayudan a sus comunidades a desarrollar resiliencia para que puedan soportar mejor crisis como las sequías. Ayudar a las personas vulnerables a aumentar su resiliencia ante las crisis es vital para hacer frente a la pobreza y el hambre.
5. Satisfacción de necesidades inmediatas
También proporcionamos asistencia humanitaria a comunidades en crisis. En situaciones de emergencia, como las secuelas de un desastre natural, satisfacemos las necesidades alimentarias y nutricionales inmediatas de las comunidades mediante alimentos en especie, transferencias de efectivo o vales de alimentos.
En Sierra Leona, ayudamos a las familias a recuperarse después del ébola proporcionando transferencias de efectivo para que las madres pudieran comprar alimentos para sus familias. Estas madres también tuvieron la oportunidad de unirse a grupos de ahorro de la comunidad, lo que les permitió iniciar pequeños negocios y granjas, y tener una ventaja en un futuro más esperanzador.
Acerca de los Autores: Beth Dunford es Asistente de la Administradora de la Oficina de Seguridad Alimentaria de USAID y Coordinadora Adjunta para el Desarrollo de Feed the Future, la iniciativa mundial contra el hambre y la seguridad alimentaria del Gobierno de los Estados Unidos. Matthew Nims es Director interino de la Oficina de Alimentos para la Paz de USAID.
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