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Alargamiento del tendón de Aquiles para el tratamiento de la ulceración diabética del antepié plantar

Las características aceptadas del cuidado de la ulceración plantar del antepié son el cuidado meticuloso de las heridas, la nutrición, el manejo de la infección y la ausencia de peso del área ulcerosa. El alargamiento del tendón de Aquiles es crucial en la curación de estas ulceraciones cuando se determina que el tendón de Aquiles es uno de los principales esfuerzos biomecánicos que llevaron a la ulceración. La prueba Silfverskiold ayuda a determinar si es necesario un alargamiento percutáneo o una recesión del gastrocnemio. Una recesión de gastrocnemio es la operación más segura porque no conlleva el riesgo postoperatorio de sobretensión o ruptura, marcha calcánea y ulceración posterior del talón plantar, pero la recesión de gastrocnemio conlleva una tasa de recurrencia tardía más alta de reulceración tardía del antepié plantar (16%). Se puede lograr un resultado más permanente con el alargamiento percutáneo del tendo-Aquiles, aunque se asume el riesgo asociado de sobreengañar el tendo-Aquiles, la marcha calcánea y la ulceración calcánea plantar de difícil tratamiento. Es crucial abordar otras anomalías biomecánicas que pueden haber contribuido a la ulceración plantar específica, como el dedo del pie en martillo, la cabeza metatarsiana plantar prominente, los sesamoides prominentes y el metatarsiano largo. Además, el paciente debe colocarse en calzado adecuado, que como mínimo incluye órtesis, pero puede incluir calzado especial acomodativo. El hecho de no incluir estos procedimientos adjuntos al alargamiento del tendón de Aquiles puede impedir la curación o acelerar la recurrencia de la úlcera. Los estudios futuros se dirigirán a determinar las funciones del alargamiento profiláctico del tendón de Aquiles para prevenir las deformidades de equinovaro, la posible ulceración del pie plantar y el colapso de Charcot.